El derrame cerebral se produce cuando existe irregularidad en el flujo de sangre que se dirige al cerebro. Este puede obstruirse por diversas causas, como coágulos, rupturas de vasos sanguíneos e incluso quistes. Está calificado como una emergencia médica que debe atenderse lo más pronto posible. En este artículo encontrarás información relevante acerca de las causas, etiología y diagnóstico de los derrames cerebrales.También podrás saber cuál es el tratamiento a seguir y otras recomendaciones importantes.
¿Qué es un Derrame Cerebral?
El derrame cerebral o accidente cerebrovascular se origina cuando el paciente sufre de presión arterial elevada y consiste en una interrupción de la irrigación sanguínea en el cerebro. Como consecuencia, se puede producir un fallo, debido a que las células del cerebro mueren por la falta de oxígeno. En concreto, es posible distinguir entre tres tipos de derrame.
- Hemorrágico: tiene su origen en rupturas arteriales. En ocasiones pueden originarlos los aneurismas o diversas malformaciones. En estos casos, el derrame se debe al aumento de la presión intracraneal y el exceso de sangre.
- Isquémico: es el tipo más común y la causa de más del 70% de los derrames cerebrales. Se subdivide en dos tipos diferentes, conocidos como embólico y trombótico. Sin embargo, pueden distinguirse porque en el primer caso existe exceso de grasa a nivel arterial y en el segundo, el coágulo se origina en otra parte del cuerpo y llega al cerebro.
- TIA o mini derrame: son episodios breves y duran poco tiempo. Por lo general no causan daños permanentes, aunque sí pueden considerarse como una advertencia.
En algunos países, como Estados Unidos, los derrames cerebrales se consideran una de las causas más frecuentes de incapacidad, con una incidencia de más de 700 mil casos anuales.
¿Cuáles son las causas de un Derrame Cerebral?
Hay varios factores que pueden desencadenar derrames cerebrales, pero algunos de los más comunes suelen relacionarse con el consumo excesivo de grasa, especialmente cuando se trata de aceites hidrogenados. Asimismo, también es bueno evitar el exceso de azúcar. De hecho, las personas con antecedentes de diabetes, hipertensión o enfermedades cardiovasculares se consideran especialmente propensas a sufrir este padecimiento.
De igual forma, los hábitos nocivos, como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol también pueden ocasionar derrames cerebrales, principalmente porque debilitan las paredes arteriales. Esto, a su vez, dificulta la buena irrigación sanguínea y aumenta la posibilidad de padecer algún trombo. Por último, otros factores que pueden catalogarse como determinantes son:
- La edad: se ha comprobado una mayor incidencia de derrames luego de los 50 años.
- El sexo: los derrames cerebrales se producen con más frecuencia en hombres que en mujeres.
Otras enfermedades, como la migraña y el consumo de sustancias estupefacientes también se consideran factores de riesgo.
¿Cuáles son los síntomas de un Derrame Cerebral?
Existe un buen número de señales que nos permiten identificar un derrame cerebral. En esta lista se especifican las más comunes.
- Parálisis facial.
- Dificultad para mirar por encima de la cabeza o elevar los brazos.
- Presencia de vómitos.
- Alteraciones en la visión.
- Dificultad para hablar.
- Pérdida de la coordinación.
- Confusión generalizada.
Si una persona presenta más de tres es necesario acudir al médico, ya que se trata de una emergencia. De igual forma, se recomienda contactar con los servicios de emergencias más cercanos a su domicilio.
Es imperativo actuar durante los primeros 50 minutos, ya que la apoplejía puede ocasionar daños permanentes, e incluso ser mortal. Mientras más rápido actúe, menor es el riesgo. Por lo general, el paciente dispone de un tiempo límite de 4 horas y media desde el momento del ataque.
¿Cómo se diagnostica un Derrame Cerebral?
En principio, lo más importante es tener en cuenta el tipo de derrame cerebral que ha sufrido el paciente. Esto se debe a que el tratamiento dependerá mucho del tipo de apoplejía. Por lo general, el diagnóstico comprende una serie de exámenes físicos, que incluyen una valoración del estado mental, la capacidad de respuesta verbal y medición de los reflejos.
A nivel clínico, la mayoría de las veces es necesario realizar una serie de exámenes adicionales, como resonancias magnéticas o tomografías computarizadas. En algunos casos, también será necesario hacer un ecocardiograma o incluso tomar muestras de sangre para complementar los diferentes análisis.
En caso de que resulte necesario la detección de un posible bloqueo o ensanchamiento arterial, el especialista puede sugerir un ultrasonido Doppler a nivel de la carótida, así como una angiografía en alto contraste. De igual forma, es importante consultar con diversos especialistas en la materia, a fin de lograr un buen diagnóstico.
Tratamientos
El tratamiento depende mucho de si se trata de un derrame hemorrágico o isquémico. Por esta razón es imperativo identificar su causa, ya que de esta manera podrá aplicarse el procedimiento más adecuado.
Cuando se trata de un derrame isquémico, es necesario aplicar una inyección de anticoagulantes a nivel intravenoso durante las primeras 3 horas del ataque. Los medicamentos más usados son los antitrombóticos, aunque también es frecuente utilizar otras alternativas, como la medicación suministrada para reducir las plaquetas.
Otro procedimiento consiste en colocar un catéter en una arteria, que posteriormente se expandirá para mantenerla abierta. Esta intervención se conoce popularmente como angioplastia y su finalidad es disminuir significativamente el riesgo de otra apoplejía. Los derrames cerebrales que tengan una causa hemorrágica requieren una acción rápida para reducir la presión intracraneal. Además, el especialista puede contemplar la posibilidad de realizar un recorte o intervención quirúrgica, con el fin de reparar una arteria o detener el flujo de sangre.
Sin embargo, en caso de existir una malformación arteriovenosa lo más recomendable es optar por una extirpación. Especialmente si se trata de una un área accesible del córtex cerebral y no existe la posibilidad de causar daños en la intervención.
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