Se considera como uno de los dolores corporales más experimentados en el transcurso de nuestra vida. La cefalea o dolor de cabeza puede originarse por múltiples razones. Viajar en avión, sufrir una infección e incluso la falta de oxígeno pueden ser consideradas como agentes causales de cefaleas.
Esta extensa variedad de agentes desencadenantes hacen que debamos estar atentos a lo que hay detrás de un dolor de cabeza común, para así prevenir males mayores. Este artículo te dará toda la información que necesitas.
¿Qué es el Dolor de Cabeza?
Una cefalea es un dolor o molestia aguda en la región de la cabeza, cara, cuello y cuero cabelludo. Por lo general, el dolor de cabeza no representa una enfermedad, sino el síntoma de algún otro padecimiento, como una migraña o tensión muscular.
En la mayoría de los casos, las causas del dolor de cabeza son de gravedad leve. Una cefalea con una causa grave es rara, pero no imposible, por lo que cuando existen dolores de cabeza recurrentes lo más recomendable es acudir con un médico neurólogo.
Afortunadamente, en muchos casos los dolores de cabeza pueden combatirse e incluso desaparecer con un sencillo cambio en nuestros hábitos de vida. En ocasiones, esto implica aprender a relajarse, hacer ejercicio y en algunos casos, tomar medicamentos.
¿Cuáles son las posibles causas de un Dolor de Cabeza?
Puede originarse debido a migrañas y a una tensión muscular fuerte en los hombros, cuero cabelludo y mandíbula. A esta última variante se le conoce como cefalea tensional y es la causa más común de los dolores de cabeza.
Otros factores desencadenantes son:
- Ejercicio físico intenso.
- Uso excesivo de medicamentos.
- La sinusitis.
- Consumo excesivo de cafeína.
- Traumatismo craneal.
- La menstruación.
- Una resaca como consecuencia del consumo en exceso de alcohol.
En raras ocasiones, un dolor de cabeza puede ser consecuencia de causas más graves. Entre estas, podemos encontrar:
- Tumor cerebral.
- Hemorragia entre el cerebro y el tejido delgado que lo cubre.
- Presión arterial muy alta.
- Falta de oxígeno durante el sueño.
- Accidente cerebrovascular.
También existen los que comúnmente se conocen como “dolores de cabeza en racimo”. Suelen caracterizarse por dolores punzantes y penetrantes en la parte trasera del ojo o alrededor de este. Tienden a ocurrir en periodos diarios de entre 15 minutos y 3 horas, durante semanas o meses.
Las causas de este tipo de cefalea no están claras, pero son más frecuentes en personas que fuman. Además, es importante evitar el consumo de alcohol durante estos episodios.
¿Cuáles son los síntomas de un Dolor de Cabeza?
En vista de que hay muchas causas, los síntomas no siempre son los mismos para todos los casos. De la misma forma, tanto la intensidad como la frecuencia pueden variar. Los más frecuentes en los diversos tipos incluyen:
- Espasmos faciales.
- Enrojecimiento de los ojos.
- Vómitos y náuseas.
- Párpados caídos.
- Vértigo.
El tipo de dolor también es determinante y característico. Entre estos encontramos:
- Dolor eléctrico (calambres).
- Dolor pulsátil (como un latido).
- Dolor terebrante (como un taladro).
Algunos síntomas, como las erupciones cutáneas, las alteraciones en la visión o la sensación de hormigueo en brazos y piernas señalan casos de cierta gravedad, por lo que al presentarse alguno de ellos, o en alta intensidad, lo mejor es acudir al médico tan pronto como sea posible.
¿Cómo se diagnostica un Dolor de Cabeza?
El proceso para diagnosticar y determinar la causa de un dolor de cabeza consta de tres partes: la realización de una historia clínica, una exploración física y neurológica del paciente, y por último exámenes complementarios.
Al momento de realizar una historia clínica, el médico preguntará al paciente por las características del dolor. Es decir, su localización y el tiempo de evolución, así como los factores que lo agravan y/o lo alivian.
Los síntomas que se asocian al dolor también son de gran importancia al momento del desarrollo de esta historia clínica. En algunos casos, el médico preguntará al paciente por antecedentes familiares, en busca de situaciones similares en miembros de su familia.
Después de realizar la historia clínica, el médico hará una exploración física y neurológica del paciente. Entre los procedimientos más frecuentes se pueden destacar:
- Exploración de reflejos (con el uso de un martillo).
- Auscultación craneal (con un estetoscopio).
- Exploración de senos paranasales (si se sospecha de sinusitis).
- Toma de tensión arterial (si se presume una hipertensión arterial).
- Exploración neurológica (en busca de alteraciones motoras o sensitivas).
En algunos casos, luego de haber pasado por tales procesos, el médico solicitará que se realicen algunos exámenes o pruebas complementarias, con el fin de asegurar una mayor precisión en el diagnóstico o descartar causas alternativas del dolor de cabeza. Las radiografías craneales, tomografías y resonancias magnéticas forman parte de algunos de estos procedimientos.
Tratamientos
Dependiendo de su gravedad e intensidad, una cefalea puede tratarse en casos de intensidad leve o moderada, con analgésicos y antiinflamatorios, tales como paracetamol, aspirinas, ibuprofeno y naproxeno.
Es importante determinar claramente el tipo de cefalea que sufre el paciente, así como la causa que la origina, antes de comenzar con cualquier tratamiento. En los casos de mayor intensidad o gravedad, lo mejor será acudir al médico tan pronto como sea posible.
El abuso de medicamentos puede generar efectos secundarios no deseados, por lo que se debe evitar la automedicación. En algunos casos se recomienda el uso de antidepresivos.
Al ser una de las dolencias físicas más comunes, muchas veces los pacientes subestiman la gravedad de un dolor de cabeza. Sin embargo, cuando el malestar persiste, lo mejor es ponerse en manos de los especialistas y confiar en sus recomendaciones. Es imperativo no dejar que pase el tiempo. Una visita médica podría ser la diferencia entre una dolencia menor y un mal mayor.
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